Mario Davalos

Mi trabajo pictórico sucede en la intersección de la ética y la estética; en un espacio de tensiones entre la necesidad de introspección como manera de vivir una vida examinada, y las fuerzas externas que condicionan y fragmentan la identidad; hay un universo entre lo privado y lo social. La pintura es mi proceso de creación, una expresión primaria, como también un acto de resistencia ante un mundo obsesionado con la eficiencia. Estas obras son actos en donde exploro dudas existenciales que se manifiestan a través del lenguaje pictórico. Así cada pintura es una vida completa e impredecible, un drama donde se confrontan las comodidades del mundo civilizado y el amor por el mundo natural natural, el artista y el empresario, lo apropiado y lo visceral.

Por más de una década, la fotografía me permitió explorar estas tensiones, funcionando como un medio paralelo para "pintar sin pintar”, mientras recorría algunos de los lugares más remotos del planeta. Estas exploraciones son un retiro, en el sentido literal de la palabra, pero también una negación, por eso siempre he dejado fuera de mis fotografías toda señal del mundo civilizado o manufactura humana, pero irónicamente capturado a través de un artefacto puramente tecnológico. Si en el libro “I’m there/I’m not there” huyo del mundo civilizado y soy el vouyer del mundo natural, en “I am/I am not” regreso al mundo de los demás para exhibir impunemente fragmentos narrativos de mi identidad; mis luces, mis sombras, mis diagnósticos, mis miedos y mis deseos. Regreso a la pintura para dejar de huir; para enfrentar la ambigüedad entre lo que quiero ser con lo que necesito ser. Si durante la primera etapa de mi carrera como artista trabajé, sobre todo, la abstracción, ahora las figuras emergen fragmentadas y los paisajes sintéticos; una colisión gráfica entre lo salvaje y lo civilizado.

Mis obras pictóricas son un intento de habitar un lenguaje propio, mío, únicamente mío, en un mundo que constantemente intenta descolocarme.

La pintura me salva de lo ajeno.